LGBTTs
La pauta LGBTT, así como la feminista, muchas veces se expresa en casos aparentemente individuales, pero que tiene connotación colectiva. Para una persona transexual, lesbiana, gay, bisexual, travesti, etc., el hecho de existir ya es acto de resistencia, acto de defensa de derechos humanos. De la misma manera, las violencias practicadas contra una persona LGBTT no se sitúan solamente en la dimensión individual y privada, sino en la abrumadora mayoría de las veces derivan de crímenes de odio, de intolerancia y son brutales debido a la condición de ser LGBTT. Es decir, se dan contra una colectividad, en una estructura social de prescripción agresiva de la heterosexualidad.
De este modo, toda violencia contra una persona LGBTT es un ataque a las defensoras y defensores de derechos humanos. En Brasil, los índices de agresiones en ese campo son espeluznantes. No hay estadísticas oficiales sobre estos crímenes, siendo los casos subnotificados. Brasil es el país en el mundo donde ocurren más crímenes contra minorías sexuales, incluso cuando comparado a países que tienen pena de muerte contra LGBTT.
No hay ninguna señal de mejora en la garantía de los derechos de las personas LGBTT en el escenario político. La Cámara de Diputados también actúa en ofensiva a los derechos de las minorías sexuales. En 2016, por ejemplo, se propuso un proyecto de ley que legaliza terapias de reversión de la homosexualidad, proyecto apodado «cura gay». Los desafíos son enormes, las resistencias también. No son pocas las impulsiones insurgentes LGBTT’s en ámbitos privados y públicos, individuales y colectivos. A pesar del escenario de enorme violencia, se percibe también la mayor visibilidad crecimiento y fortalecimiento de la lucha.