Niños y Adolescentes

Como parte integrante de muchos grupos de defensores y defensoras de derechos humanos, niños y adolescentes se exponen sistemáticamente a todo tipo de abuso y violencia, pero es posible distinguir un sistema estructural de opresión dirigido exclusivamente a ellas. Esta violencia estructural tiene sus mayores expresiones en el trabajo infantil, en la existencia de niños abandonados en situación de calle o incluso en instituciones cerradas.

En el ámbito doméstico, niños y adolescentes componen el grupo con mayor número de denuncias en la Oidoría Nacional de Derechos Humanos. En 2016, la línea de atención de Derechos Humanos recibió 77.290 llamadas con relatos de negligencia y violencias psicológicas, físicas y sexual cometidas contra niños y adolescentes.

El Estatuto del Niño y del Adolescente (ECA), editado en 1990, es un importante instrumento en el reconocimiento del protagonismo de tales actores, pero en la práctica todavía son muchas las violaciones al ECA, cuya aplicación (o falta de ella) no ha logrado superar las formas de Violencia que perjudican el crecimiento y desarrollo de los niños y adolescentes brasileños.

La participación de niños y adolescentes en movimientos sociales, especialmente aquellos organizados a través de núcleos familiares, como las ocupaciones urbanas y los campamentos sin tierra, ha servido de estímulo para la resistencia y garantizado algunas conquistas políticas amparadas en la protección debida para esos sujetos. Sin embargo, la violencia policial y del Estado no ha ahorrado a militantes jóvenes y niños de persecución, criminalización y exterminio, principalmente de niños y adolescentes negros y de la periferia.

Resistências