Resistencias
Hay individuos, grupos, organizaciones, pueblos y movimientos sociales que actúan por la defensa de los derechos humanos porque tienen sus derechos históricamente y sistemáticamente violados o porque enfrentan violaciones frecuentes como consecuencia de esa lucha por la defensa de derechos. Para el Comité Brasileño de Defensoras y Defensores de Derechos Humanos, esos grupos representan colectividades que resisten y que necesitan una mirada atenta de la sociedad y del Estado para que continúen protagonizando sus luchas con seguridad
Indígenas
Desde 1500 hasta la década de 1970 la población indígena brasileña decreció acentuadamente y muchos pueblos fueron extinguidos. La desaparición de los pueblos indígenas pasó a ser visto como una contingencia histórica, un evento que se lamentó, pero que era inevitable. Sin embargo, este cuadro comenzó a dar señales de cambio en las últimas décadas del siglo pasado. La actual población indígena brasileña, según resultados preliminares del Censo Demográfico realizado por el IBGE en 2010, es de 817.963 indígenas, de los cuales 502.783 viven en la zona rural y 315.180 habitan las zonas urbanas brasileñas. Este Censo reveló que en todos los Estados de la Federación, incluso del Distrito Federal, hay poblaciones indígenas. La FUNAI también registra 69 referencias de indígenas aún no contactados, además de existir grupos que están necesitando el reconocimiento de su condición indígena junto al órgano federal indigenista.
En el recuento de los propios pueblos indígenas ese número poblacional es muy superior, ellos cuentan que hoy son más de 1.000.000,00 (un millón) de indígenas. Los pueblos indígenas en Brasil guardan la riqueza cultural de 305 pueblos, hablantes de 274 lenguas, guardianes de los bosques y de los ríos, hoy se mantienen articulados y movilizados en defensa de sus vidas y de sus derechos, en favor de la presente y de las futuras generaciones. Estos pueblos no han abandonado sus culturas, tradiciones, lenguas y sus tierras, condición fundamental para la supervivencia física y cultural.
Los pueblos indígenas son titulares del derecho originario sobre sus tierras. Sin embargo, el derecho a permanecer en sus territorios es el mayor desafío de esas poblaciones, que enfrentan diversos ataques y violaciones provenientes de poses, hacendados, terratenientes, madereros e incluso de las poblaciones no indígenas que viven cerca de sus territorios. Todos estos grupos poseen diferentes intereses en las tierras indígenas y protagonizan maneras de utilizar esos espacios y de remover a los indígenas de sus tierras.
El Estado brasileño falla sistemáticamente en la defensa de los indígenas y de sus territorios y muchas veces actúa como agente violador de esos derechos. Hoy son varias propuestas legislativas que atentan contra el derecho de los pueblos indígenas, entre ellas la más amenazadora es la PEC 215 que tiene como objetivo la modificación del artículo 231 y 232 de la Constitución Federal de 1988. Varias decisiones judiciales con interpretaciones equivocadas a modo de ejemplo la institución de un Marco Temporal para determinar la tradicionalidad de la ocupación de los territorios indígenas. Además de las desenfrenadas embestidas del poder público venidas del poder ejecutivo que no se contenta en apenas negar derechos sino también de retirarlos a toda costa, como por ejemplo la desestructuración del órgano indigenista FUNAI, los recortes en el presupuesto público destinados a política indigenista, la militarización en las comunidades indígenas, entre muchas otras violencias que los pueblos indígenas sufren.